La historia de la sexualidad ha sido dominada y dictada por el hombre durante siglos. A pesar de que ha sido censurada por distintos poderes, la mujer siempre se vio relegada a la palabra final del “macho” que instaura su única visión sobre el resto. Las rupturas han llegado desde hace mucho tiempo. Mujeres inconformes han evidenciado la incongruencia masculina al juzgar a todos por iguales y actuar con un cinismo desmedido. Christine de Pizan, Sor Juana Inés de la Cruz o Hannah Wolley son algunos ejemplos, pero desde que la liberación femenina se desarrolló en el siglo XX hay mujeres que tomaron las riendas de su propia narrativa.
Ellen von Unwerth es una fotógrafa alemana que ha retratado a las mujeres más hermosas y admiradas del mundo, de forma erótica y divertida. Sus fotografías tienen un estilo único, reconocible en cualquier momento; algo que podría catalogarse como la sesión mejor producida, una ráfaga de imágenes que fueron tomadas con cámaras ocultas que pretenden reflejar la futilidad del momento.
«Tomé esta foto hace unos tres años (…) La niña era una modelo y fue la única vez que trabajé con ella. Después de eso desapareció. Era de Europa del Este, Rumania tal vez y ni siquiera la agencia pudo encontrarla de nuevo. Fue como un fantasma. La foto definitivamente tiene un aura fantasmagórica».
Así de impresionante puede ser una simple imagen de Von Unwerth. Ella comenzó como modelo en los años setenta y por eso conoce cómo hacer que las personas frente a su cámara posen de forma natural, sensual o como sea que ella las quieran. Pero no es el paso de modelo a fotógrafa lo que sorprende de la vida de Ellen. Sin conocer a sus padres biológicos, ésta vivió en orfanatos y con familias adoptivas hasta que, en medio de la revolución sexual y el sentimiento hippie, se mudó a una comuna a los 16 años. Fue poco después que su belleza fue “descubierta” por un agente y comenzó a modelar.
Ellen no amaba el trabajo, modelar no es para todos y aunque ella fuera hermosa y tuviera lo necesario para triunfar nunca dejó de odiarlo. Por eso, después de 10 años en el negocio y mientras trabajaba en Kenia, tomó la cámara de su novio y retrató a un grupo de niños locales. Sin estudios después de los 16 años y sin nociones reales de fotografía, sus imágenes sorprendieron a todos sus amigos, quienes la alentaron a perseguir la que parecía su verdadera vocación.
«Odiaba un poco modelar, pero por alguna razón lo hice por 10 años. En verdad no era del tipo exhibicionista. Es psicológicamente duro ser una modelo y la gente siempre me pedía que no me moviera cuando posaba. Simplemente quería ser como las chicas de mis fotos ahora».
Eso es lo primero que se nota en el trabajo de Ellen von Unwerth, movimiento. Un sentir de que la imagen está barrida, que la persona está en medio de la acción y que la cámara no dicta la obra, sino que es el cuerpo el que realmente dice qué es lo que se retratará. Ninguna de sus imágenes es igual y es que los cuerpos varían poses, como si fuera un juego de improvisación en el que la fotógrafa es una espectadora más.
Ella sabe que las imágenes que toma son fáciles de crear. En los shootings ha tenido gente junto a su cámara que capturan la misa imagen que ella, le ponen filtros, la suben a Instagram y listo, tiene la premisa del trabajo de una de las fotógrafas más importantes del momento. Lo que la separa de esas postales es una técnica con la que ha trabajado cerca de 40 años y que nadie puede igualar.
Además de ser consiente del trabajo de las modelos, también comprende su psique, a pesar de no modelar desde hace décadas. Entiende la presión, la expectativa y la farsa que deben llevar, encuentra a sus musas tomándose selfies y les pregunta que por qué tienen que autorretratarse todo el tiempo y ellas sólo responden que así es como tienen más likes. El tiempo y la tecnología parecen sobrepasar a la fotógrafa, pero la industria aún no se cansa de ella.
A pesar de eso, ella ayuda a las mujeres más sensuales a liberar su verdadera sexualidad. A sentirse cómodas ante la cámara y despertar las fantasías que provocan en muchos, pero que ellas también tienen. Esa narrativa feminista les da control absoluto de lo que proyectan. Pocos artistas hacen sentir cómodas a las modelos y tal vez nadie como Ellen lo hace mejor.
Tríos, sadismo, castigos, orgasmos visuales que se representan en series llenas de erotismo y transgresión. Apoyándose en las mejores modelos del momento hace que el mundo sueñe despierto con sus imágenes. Su trabajo despuntó junto al de Claudia Schiffer y ha trabajado con personalidades como Madonna, Naomi Campbell, Rihanna, Kate Moss e incluso Emma Watson. Siempre dejando en ellas su verdadera personalidad y añadiendo la propia esencia de la fotógrafa.
Su última serie, “Heimat”, es una parodia y homenaje a las mujeres de Bavaria. Con una alta carga sexual, hace que lo que para muchos podría ser obsceno tenga sensualidad sin desviarse de lo artístico. Los años pasan y la fotógrafa aún logra hacer sonreír a las modelos y sacar lo mejor de ellas. Parece que mientras siga trabajando, Von Unwerth mantendrá a flote la estética visual del mundo de la moda y la fotografía erótica.
Espèro que esta información haya sigo de tu agrado.
Fuente: Cultura Colectiva
www.culturacolectiva.com/el-trabajo-fotografico-de-ellen-von-unwerth
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